viernes, 15 de octubre de 2010

¡Maldito asesino!

Ha muerto otra mujer a manos de su pareja . Ha muerto otra mujer y, a las alturas que estamos de año, ya llevamos más mujeres muertas que todo el año pasado.
Esos hombres que un día deciden arrebatar una vida que no es suya son unos malnacidos, unos malditos asesinos. Algunos de ellos deben darse cuenta a tiempo de ello. Se dan cuenta en cuanto arrebatan miserablemente esa vida y deciden poner fin a la suya.
Las personas de bien se preguntan qué pueden hacer para acabar con esta lacra. Qué medidas se pueden poner en marcha en esta sociedad para conseguir que un día este horror acabe.
A mí se me pasan muchas ideas por la cabeza... pero ninguna es viable. Poco se puede hacer cuando muchas veces la propia víctima no sabe que lo es, no reconoce el verdadero peligro y dan al asesino potencial otra oportunidad de ser buena persona.
Este problema no tiene una única ni sencilla solución.
Yo sólo sé que muchas cosas han cambiado... débilmente, pero han cambiado.
Yo sufrí una infancia llena de actitudes machistas. El machismo encorsetó mi infancia y amenazó con amurallar irremediablemente mi futuro. Conatos de violencia machista se derramaron a mi alrededor y me provocaron un horror ante estas cuestiones que llega ser casi una pesadilla recurrente.
Hoy día vivo una vida normal y la comparto con una buena persona. Un hombre que realiza las labores en la casa como trabajo yo, que respeta mis inquietudes y las anima y la apoya. Que inculca valores de respeto y tolerancia allá por donde va. Una persona que me dice, que me muestra, que la vida no es tan asquerosa como un día me imaginé.
Yo he tenido la suerte de encontrar una buena persona que me ha ayudado a dejar atrás ese temor.
Miles de mujeres heridas, mutiladas, humilladas, violadas o muertas no tuvieron esa suerte.
¿Qué habría que hacer para erradicar esa violencia tan espantosa que algunos hombres llevan a cabo sobre las que consideran sus mujeres, su posesión personal?
No lo sé. Sólo sé que es posible.
Y, por ahora, nada más.

5 comentarios:

Susana Terrados dijo...

Querida Lola, como a tí, cada vez que escucho en las noticias un nuevo caso de vilencia doméstica se me revuelve todo. Me parece tan doloroso e increible que existan personas, por llamarlos así, que sean capaces de tales actos, bien sea con sus parejas, bien sea con sus hijos...y, a la vez, me provoca una terrible impotencia.
Me gustaría encontrar la clave para deternerla.
Besotes.

Anónimo dijo...

La semana pasada he visto una mujer,que con solo 40 años tiene toda la espalda llena de cicatrices de las recientes intervenciones cirujicas,por que su marido la maltrató de así manera,que podía quedarse ella en silla de ruedas para toda la vida,con solo 40 años.Estos dias va a tener lugar el juicio,por lo menos se quedará tranquila,sabiendo que se ha hecho justicia.Y me pregunto yo:si la mataba?o cuanto a faltado para matarla?por que existen hombres-fieras?????????????

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Creo que la sociedad ha perdido los valores. Este tema, desgraciadamente, tiene tan mala solución como tantos otros.
Lo que sí creo es que no estamos peor que nunca en este tema.
Por cierto, también hay muchos hombres maltratados, no nos quepa la menos duda.
Un beso

Lola Montalvo dijo...

SUSANA: impotencia, quizá esa sea la palabra lo que define lo que se siente ante este tipo de noticias. Un beso.

ANÓNIMO: NO existen respuestas a tus preguntas. Por lo menos pensaremos que esa mujer sigue con vida y que puede contarlo. Hombres-fiera: muy buena definición. Un saludo y gracias por leer y opinar.

Lola Montalvo dijo...

MIARMA: La sociedad con respecto a las mujeres, nunca ha tenido muchos valores. En lo que respecta a esto hay que ganarlos, no recuperarlos.
Por otro lado, Rafael, estoy contigo en que también hay hombres que sufren violencia en sus casas por sus esposas o parejas. Rechazo todo tipo de violencia en pareja. Todo. De hecho mi opinión es que no debe llamarse «violencia machista», sino «violencia en la pareja» para que se incluyan a estos hombres.
Gracias por opinar, un abrazo.