jueves, 15 de diciembre de 2011

Cuando un señorito abre la boca


El otro día creo que todos pudimos ver de primera o segunda mano las declaraciones del inefable hijo de la casa de Alba, el muy sabio e intelectual Cayetano de Alba. Una persona que nació con la oposición ganada y que nunca ha arriesgado nada para conseguir nada, dado que siempre ha tenido el respaldo de la fortuna familiar... que parece ser que ahora gestiona él. Porque más allá de eso y de ser jinete no se le conoce más fructífera labor... o es que es muy modesto y no las airea. Este señor se cree que todo el esfuerzo que hay que hacer en la vida para lograr algo es el que hizo él para conseguir lo que tiene... No todos tenemos una mamá ultra-millonaria.
Por ello, a este señor, regalado de sí mismo hasta tal nivel que se cree con derecho de insultar a la población joven andaluza, de los que no sé cuantos conocerá, pero que les resta mérito y capacidad, y que muchos de ellos sostienen sus propiedades y les da lustre a su hogar con su trabajo diario; a este señor, le digo que a mí todo lo que diga me da igual porque su calado personal es el que de verdad da calidad a sus opiniones...

Digo, que todo lo que diga este señor me da igual, sí, salvo una cosa: podría explicarnos por qué una de las mayores fortunas de nuestro país, recibe subvenciones de la UE y parece ser que se sospecha de su uso hasta tal nivel que un sindicato andaluz les ha denunciado... Esto sí que me gustaría que lo explicara. sería interesante que lo contara con ese verbo fácil, de brazo apoyado en sofá caro, que le vimos el otro día. Sí, y de paso, aparte de que le regalen un azadón con libro de instrucciones, que alguien le regale un manual para mentir con más credibilidad: nadie se traga que no sabe lo que es un señorito... porque él lo ve a diario en su propio espejo. Y que alguien abra, por favor, de una vez un agujero en el tiempo, para que engulla a este tipo de una puñetera vez y se vea convertido en un esclavo en la Hispania romana o un siervo de porqueriza en la edad media... Que tenga que trabajar de verdad para poder comer sin una mamá que le respalde si algo no le sale bien.
Pero no le demos más importancia a sus palabras. No nos ofendamos por lo que un señor como él puede decir. Esperemos a ver qué dicen los jueces... Y ya nos reiremos todos.
Y, por ahora, nada más.