viernes, 14 de enero de 2011

Nuestras pensiones...

Estos días el gobierno, los sindicatos y el nuevo presidente de la patronal se han puesto a negociar el nuevo sistema de pensiones, ése que se supone me afectará a mí cuando llegue la hora de jubilarme... Se quiere retrasar la edad de jubilación hasta los 67 años y que para cobrar el 100% se haya cotizado unos 41 años.
Digamos que nosotros poco podemos decir, dado que los sindicatos van a su aire (aunque sus representantes siguen llevando barba y jerséis de lana para que nos creamos que les importamos algo), el gobierno hará lo que haga y la patronal... Vale, venga, nos jodemos y la jubilación hasta los 67 años nada y 41 años de cotización.
Pero... ¿esto vale también para los parlamentarios y nuestros representantes autonómicos y locales? ¿Ellos también deben cotizar una porrela de años y deben aguantar hasta los 67 años? ¿O esto para ellos no vale?
Ayer supimos que Aznar y González cobran unos 80.000 euros al año a costa del Estado y además cobran un sueldo privado millonario... ¿Esto como se come?
Los parlamentarios se rigen por una norma para calcular sus cotizaciones a SS y cálculo de pensiones de una forma diferente al resto de los mortales de este país... según ellos es que realizan un servicio a la sociedad: ¿y los policías, la guardia civil, los bomberos, los médicos y enfermeros, ellos no, por poner algunos ejemplos?
Nos están vendiendo la moto de que el saco con fondo de la Seguridad social y del gasto público está agotado... pero sólo está agotado para los que trabajamos de verdad. para los que cortan el bacalao nunca estará vacío. Legislarán lo que haga falta para que a ELLOS no les falte nada.
Creo que la cosa debe ser proporcional: muchos parlamentarios no calientan ni el asiento y el señor Bono les tiene que reñir y cerrar las puertas en las narices ante una votación...
¿De verdad creen que nos tragamos que se merecen un sistema de pensiones distinto al resto de los trabajadores de este país?
Estoy enfadada y supongo que lo estoy tanto como muchos otros ciudadanos trabajadores.
Y, por ahora, nada más.

miércoles, 12 de enero de 2011

Hace un año del terremoto de Haití... ¿os acordáis?


Ya hace un año que la tierra tembló en Haití y se llevó la vida de más de 220.000 personas. Más tarde el cólera se ensañó con unas gentes que ya habían sufrido lluvias torrenciales y no han tenido las mínimas necesidades en ningún momento cubiertas. las ayudas han llegado con cuentagotas. El hambre, la miseria, las enfermedades, la violencia...
El olvido.
Hace ya un año del terremoto de Haití... ¿Os acordáis?
No nos olvidemos de ellos, por favor.
No olvidemos a tantos como sufren.
Y, por ahora, nada más

lunes, 10 de enero de 2011

ASESINATO

fotografía obtenida en El País
Este fin de semana hemos sido testigos de una salvajada, de un brutal asesinato durante un mitin en Tucson, EEUU.
Las investigaciones establecen, por ahora, que los motivos fueron políticos, es decir, una panda de impresentables, de salvajes, de asesinos de mierda -disculpen el «palabro»- han disparado contra una congresista demócrata en medio de un mitin y después se han liado a tiros con los asistentes.
Espantoso.
Creo que esto demuestra a qué niveles de aberración estamos llegando. EEUU es el país que rige la política económica y diplomática a nivel mundial, pero en su interior, en sus entrañas, sus ciudadanos siguen tomando las armas cuando algo no les gusta, y matan al que no está de acuerdo con sus principios e ideas. El dialogo está perdiendo su valor. Creo que se ha llegado al súmmum de la intolerancia y el radicalismo. En un país donde se considera constitucional tener una arma en casa, que en algunos estados los niños aprenden a manejar un fusil o una escopeta antes que escribir o ir al colegio, creo que poco tienen que enseñar o cuestionar a los demás.
Espero que esta salvajada no deje a sus ciudadanos impasibles. Espero que esta salvajada haga abrir los ojos a los ciudadanos de bien y les haga reaccionar, abrir los ojos y cuestionarse, de una vez por todas a dónde están-estamos llegando. La democracia y sus herramientas son las únicas armas válidas para hacer prevalecer las ideas. El respeto a los que piensan distinto debería ser la única medida aceptable para conseguir una convivencia buena para todos.
No se puede vivir y educar en la intolerancia, en el odio. En la violencia.
Porque esto, amigos, nos guste o no, nos afecta a todos.
Y, por ahora, nada más.

viernes, 7 de enero de 2011

Me apena y me avergüenza...


Hace unos días participé en un foro por Internet... -¡pero qué ignorante soy!-... de un diario conocido, de gran tirada y gratuito. Se hablaba de un tema político y yo me lancé a dar mi opinión sincera y sin ambages, pero respetuosa, cordial y dialogante...
Tengo que ser un poco mema, porque lo hice con mi nombre... ése que tengo desde siempre y que voy blandiendo allá por dónde voy. Debí sospechar algo porque todos los participantes usaban seudónimo, pero está claro que soy bastante lerda.
Muchos de los participantes se lanzaron a por mí y me insultaron sin medida, burlándose de mis opiniones y ridiculizándome, sólo por pensar distinto. Eso sí: no sólo se me atacó a mí, sino a todos los que proclamaban su opinión y ésta no era acorde al hilo de ¿pensamiento? de esos «seres»...
Porque, sí, yo pensaba distinto que la mayoría... una mayoría que lanzaba unas proclamas que fácilmente podrían recordar cierta ideología con reminiscencias más propias de un periodo no democrático de nuestra historia cercana... que de la democracia madura que dicen, tenemos.
He de reconocer que sufrí. Sufrí con los ataques, con las burlas, con los insultos y las contadas amenazas que me lanzaron esos encapuchados de la palabra.
Sentí vergüenza, pero no de pensar como lo hago. Si no de la poca educación, tolerancia y democracia de la que hacen alarde algunos en según qué foros.
Ese diario debería revisar un poquito los mensajes que lanzan sus lectores escudados en una máscara más propia de verdugos o delincuentes que de personas afines a nuestra democracia. Se perpetra cierta violencia enmascarada en ciertos foros de opinión que no debería dejarnos impasibles. Yo ya no volveré a ningún foro de opinión de ese diario... para felicidad de esas acémilas con capacidad de darle a un ratón.
Me dieron miedo.
Y, por ahora, nada más.