Las primarias de este fin de semana en Madrid las ha ganado
Tomás Gómez. Este señor que en su día fue alcalde de Parla y que parece ser que lo hizo tan bien, que su buen hacer le elevó en la cúpula madrileña, por fin ha mostrado el respaldo que dice tener para presentarse como candidato a la presidencia de la autonomía de Madrid.
Bueno, ha ganado Gómez ¿y qué?
Que haya ganado este señor significa para muchos que ha perdido Zapatero... ¿Zapa... qué?
Es que no lo entiendo, debo de ser bastante boba, lo reconozco. Pero lo que ha ganado, lo único que una ignorante como yo, persona de la calle sencilla -lo que los políticos llaman «españoles», «opinión pública» o simplemente «gente»-, considera que ha ganado ha sido la democracia dentro de un partido y no la «dedocracia», eso que otros partidos llevan a cabo en el más puro estilo de «yo mando, yo pongo».
Sí, los afiliados al PSOE han decidido quién quiere que sea su candidato para las elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid. Quizá ahora se alegren los del PP, quizá se alegre Esperanza, porque piensan que esto supone un golpe a ZP, su derrota adelantada. No digo que no, ya saben, yo no entiendo.
Pero espero que los madrileños, de una puñetera vez, le den a Esperanza motivos de preocupación cuando ya, por fin, no salga reelegida el año que viene.
No creo que Esperanza Aguirre gane una vez y otra porque sea buena política: de hecho en Madrid no hay Ley de Dependencia, no se aplica con libertad ciertas leyes sociales y se está cargando la Sanidad Pública. Esperanza Aguirre no gana las elecciones por su buen hacer, no; Esperanza gana porque los que se dicen progres y de izquierdas no van a votar. Los progres y los de izquierdas se creen que de esta forma castigan a alguien. Pues sólo se castigan a ellos mismos. Porque los del PP sí votan y todos lo hacen a una, decididos a que salga esta mujer elegida, para nuestra desgracia... para la mía, sí la mía.
A ver si con este señor, Tomás Gómez, los madrileños que se dicen de izquierdas y progres van a votar y por fin Esparanza y su política ultraconservadora se va freír espárragos de una vez. Porque sólo yendo a votar y dejando un voto útil en las urnas se dice algo que sirve de verdad. Lo demás, que entra dentro de la libertad de cada uno, cierto, no sirve para nada, para nada salvo para que Esperanza siga una legislatura más montando su numerito personal.
Digo todo esto desde el cariño que le tengo a Madrid, como madrileña que soy.
Y reitero, aunque creo que no es preciso: soy ideológicamente de izquierdas, sin filiación política alguna, pero en un elenco de males, me quedo siempre, siempre con el mal menor.
Y, por ahora, nada más.