domingo, 12 de septiembre de 2010

La indignación quema

Creo que hay cosas a las que el ser humano se arriesga y que pueden resultar hasta estúpidas, como el hecho de que la gente joven crea que es divertido jugarse la vida para considerar que han pasado una noche de juerga fabulosa. Estoy convencida de que las personas que hoy lloran su pérdida no consideran que mereció la pena quemar la noche hasta sus últimas consecuencias.
Pero algo que me indigna sobremanera es el gotero de denuncias que poco a poco van saliendo a la luz, de casos antiguos de los que tenemos noticia sobre abusos a menores por parte de miembros de la iglesia católica a lo largo de años y años. El caso que se ha conocido estos días tuvo como escenario diferentes sedes de esta comunidad en Bélgica. Trece de esos jóvenes violados y humillados llegaron a estar tan desesperados que se suicidaron... acto definitivo considerado como nefando por la hipócrita iglesia católica. Si yo formara parte de la jerarquía de esta iglesia a los responsables los echaba vergonzosamente de su seno y los entregaba a la justicia. Pero ellos no hacen nada de esto. La Iglesia esconde lo que puede y, cuando la ignominia de lo evidente les salpica en toda la cara, entonces levantan una mano cuyos dedos apenas pueden estirarse por el peso del anillo de oro que soportan y entornando los ojos como si meditaran profundamente dice que piden perdón y que se avergüenzan.
Ellos sí que me avergüenzan a mí y a todas las personas buenas y decentes.
Me dan rabia, me indignan, me repugnan, me rebelan. Sacan de dentro de mí un odio que sólo ellos han sido capaz de engendrar en mi interior.
Me imagino a esos niños y niñas violados y ultrajados por aquellos cuya vanidad les hace creerse impunes de todo castigo humano y que llegan a creer, incluso, que por su condición sacerdotal tocan el paraíso de los justos con la yema de los dedos.
Debería abrirse bajo sus pies ese infierno que tanto nos animan a temer y engullirlos para siempre jamás, recibiendo el mismo sufrimiento que ellos proporcionaron a niños inocentes que de ellos dependían y que en ellos confiaban. Ellos, sí, eran el mismo demonio para esos niños.
Sí, siento asco cuando leo noticias como ésta.
Y la indignación me quema. Disculpen si me he arrebatado en exceso.
Y, por ahora, nada más.

8 comentarios:

Susana Terrados dijo...

Querida Lola, esa indignación y mucho más...es un verdadero asco. Pero no solo esos casos que salen a la luz hoy día sino los miles y miles de casos que habrán que nadie se dará por enterado. Indignante y vergonzoso. Y sin comentario de pequeños abusos cometidos, por eclesiasticos en jovencitas inocentes que se fiaron de su "padre espiritual" que las tocaba suavemente con voz convincente y cariñosa, como es mi caso y el de muchas...
Denigrante esta iglesia.
Besotes.

Lola Montalvo dijo...

SUSANA: por supuesto, sólo nos estamos enterando de una pequeña porción de casos: los más sonados o lo que tienen el valor de denunciar. La Iglesia se cree con la prerrogativa moral de indicar a sus creyente qué está moral y éticamente permitido y qué no. Pero muchos de ellos no se sonrojan de llevar a la práctica los actos más brutales, en numerosas ocasiones dirigidos sobre niños y adolescentes. Cierto que no todos los eclesiásticos son pederastas; pero los que lo justifican, aquellos que lo esconden o que pretenden silenciar la voz de las víctimas, son tan culpables como los que lo hicieron.
Asco, me dan asco.
Gracias por opinar en este desagradable tema, Susana. Gracias por estar ahí. Besos miles

velvetinna dijo...

Es normal que estés así, a mí todo lo que sea abusar de indefensos me toca la fibra mala, pero si encima se comete por personas que tienen el poder en su mano, con acceso a tantísimas personas desvalidas, con ninguna oportunidad de defenderse, ya es que no puedo. Cuando ví la noticia en los informativos solté sapos y culebras por la boca. Pero la pena es que se ha llegado a un punto en que casi no nos sorprende que se destape otro caso de abuso masivo de curas hacia niños y jóvenes, pero es que incluso niños de 2 añitos ¡¡por favor!! Qué animales más malos. Yo conozco otras historias que me han contado sus protagonistas, personas de 50 y pico que iban a colegios religiosos, y esas nunca saldrán a la luz. Quiero pensar que en realidad hay más gente buena que mala lo que pasa es que esa gente no sale en las noticias.

Lola Montalvo dijo...

VELVETINA: lo dices con muy acertadas palabras. También estoy de acuerdo que esto es una triste punta de un enorme iceberg, que ellos, falsos e hipócritas, esconderán como sea. ¡¡Y no piden perdón porque no creen que haya nada que perdonar!! Son deleznables.
Besos miles

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Totalmente de acuerdo menos en una cosa.
Aunque sean muchos, son la jerarquía de la iglesia no la Iglesia. Los católicos no estamos de acuerdo con el tratamiento que le dan a este y otros temas.
Yo por eso afirmo que cada día soy más cristiano pero menos católico y romano.
Un beso.

Lola Montalvo dijo...

MIARMA: por supuesto que los responsables de toda esta basura son los jerarcas de la iglesia... pero los ejecutores, los que abusan en casi todas las ocasiones, son los que están cerca de esos niños. Cuando los jerarcas de la Iglesia no excomulgan a esa gente basura ni los entregan a la Justicia son cómplices morales y penales de actos tan repugnantes y ensucian con ello la imagen de la Iglesia. Lo que me pregunto es qué prerrogativa tendrán esos cerdos con los diferentes gobiernos para que nadie les pueda meter mano y meterlos de una puñetera vez en la cárcel: a los obispos que los encubren y a los pederastas asquerosos.
Yo no creo en la iglesia que esos «seres» representan, más aún, abomino de ella.
Gracias por tu opinión, Rafael. un fuerte abrazo.

Raúl Peñaloza de Moure dijo...

Alguna vez, ¿has analizado las vestimentas? Esas ropas acartonadas, con gorros de pico a lo KuKluxKlan, llevando esas túnicas y bufandas doradas y plateadas... es que de verlo, me indigno. Claro, y el anillo de oro, más pesado que el hambre de miles de millonesn que señala al cielo y juzga.

Ahora, ya lo había planteado antes, Lola. Hay una palabra que lo define: son delincuentes. Un abusador de ubn menor es exactamente eso, un de-lin-cuen-te. Aunque lleve su anillo de oro.

Lola Montalvo dijo...

RAÚL: la verdad es que no puedo evitarlo, pero todo en estos seres pertenecientes a las jerarquías me provoca rechazo: sus oros, su lujo, su derroche...
Los pederastas, sean de la jerarquía o no, me provoca asco. La iglesia, si quieres ser coherente, debería lanzarse a la calle para mostrar su rechazo... pero no. Sí, es cierto, son delincuentes: los que lo hacen, los que lo encubren, los que lo toleran.
Besos miles