sábado, 28 de agosto de 2010

Este señor

Creo que si algo me indigna aparte de otros delitos violentos, por supuesto, es el delito de robo perpetrado por aquellos que consiguen un puesto público por obra y gracia de unas elecciones democráticas. Que un representante público se aproveche de su puesto -temporal- para lucrarse, para enriquecerse, para obtener beneficios económicos o de cualquier otro tipo, me parece algo execrable. Repugnante.
Por supuesto, en todo delito, mientras que no hay sentencia firme se presume la inocencia del imputado y no se le puede llamar, por tanto, ladrón. Y no lo haré, ¡faltaría más!
Eso sí, hay un político, que está imputado de ciertos delitos de este tipo, que afirma entre sonrisas y cenas que vuelve a presentarse a las elecciones. Sus jefazos del PP no le apoyan abiertamente, por eso de no caer con todo el equipo si a «este señor» lo juzgan y lo consideran culpable. Pero tampoco lo retiran, por ello de la presunción de inocencia. ¡Faltaría más!
Supongo que «este señor» tiene derecho a presentarse. No lo pongo en duda, en absoluto.
Pero creo que ahora le toca a los ciudadanos decidir en las urnas si desean que nuevamente se siente en la presidencia de su comunidad autónoma o no. «Este señor» afirma categórico -y a mí me resulta desafiante- que a él no hay quien lo mueva...
Me parece que se le olvida que los que tienen la última palabra siempre, siempre, son los ciudadanos que le voten o no. Ni él ni su partido.
Y me encantaría que los valencianos le demostraran en las urnas que a él sí se le mueve. ¡Claro que se le puede mover!
Y, por ahora, nada más.

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