jueves, 21 de julio de 2011

La dimisión de Camps o Hacer del defecto... ¡virtud!

Imagen perteneciente a El País

No iba a comentar nada sobre la dimisión de Camps. De verdad.
Pero estoy escuchando la radio y no paran de entrar comentarios de los líderes y lideresas del PP alabando su calado moral, indicando que Camps es un ejemplo de honestidad y que su dimisión es muestra de ello... ¡¡¡Ejemplo de grandeza y ejemplo de responsabilidad política!!! ¿Camps?
¡¡Por favor!!
Este señor no iba a dimitir. No entraba en sus planes. Se presentó a las elecciones porque estaba convencido de que su imputación iba a quedar en agua de borrajas y que podría pasarse la Justicia por el arco del triunfo, tal como había hecho desde hace años... hasta ayer.
Porque ayer le pedían que pagara la multa para evitar el juicio por corrupción. Dos de los imputados lo hicieron ayer y Costa dijo que lo hacía también sólo si Camps también. De hecho estuvo a punto de hacerlo...
¿Qué suponía pagar esa multa para impedir el juicio? Pues que aceptaba su culpabilidad en el delito que se le imputaba, así que quedaría como culpable de cohecho y quedaría con antecedentes penales. Es decir, quedaría constatado su condición de delincuente... y de mentiroso, dado que hasta la saciedad ha repetido que no le regalaron nada.
Por otro lado, si se sometía a juicio siendo presidente de su comunidad embadurnaría la campaña de Rajoy... sobre el que caería toda la «mierda» de Camps durante la misma y eso le restaría votos... impidiéndole llegar a la Moncloa, su sueño más recalcitrante.
Así que Rajoy hizo ayer importantes giros de cadera en la persona de Trillo y, Camps, a las 17:00 h, como los toreros, convocó a los medios --eso sí vetando a las TV para que no emitieran su luctuoso momento en directo-- para decir que se iba, que dimitía, para felicidad extrema de todas las personas de bien de este país que están hasta el moño de la corrupción y de la sonrisa prepotente de Camps, esa que nos decía entre dientes que le daba todo igual y que la Justicia no podría con él. ¿No? Ya veremos. Esa foto de Camps y Trillo mirándose intensamente con una Rita de ojos llorosos al fondo... esa foto es magnífica.
Y dimitió... ¡por fin!
Hoy, ahora, todos los cabecillas visibles y con verbo sonoro del PP están lanzando loas y alabanzas sobre Camps haciendo de su defecto, virtud... ¡¡por favor!! Este señor no debió presentarse a las elecciones nunca y su partido no debió permitírselo; se habría ahorrado este trance. ¡¡No nos hagan ahora el papelito lloroso de que Camps es ejemplo de responsabilidad política o de grandeza!! Los ciudadanos no somos tontos, no pretendan hacernos pasar por tal.
sí, sí, los del PP deben pensar que los ciudadanos somos imbéciles al hacer estos comentarios. Que lancen todas las loas que quieran, pero Camps ya está fuera. Ahora, podrá dejar su nombre limpio -o no- cuando llegue otoño y se siente ante el juez, pero los valencianos, los que desean líderes honestos y que no le votaron en las elecciones, por fin se han librado de él. Y veremos si sólo son unos trajes o no, pero eso ya es cosa de la Justicia.
Y de corazón espero que todos los corruptos del PP, del PSOE, de IU y de cualquier otro partido hagan lo propio, que aún hay muchos... siempre demasiados. ¡¡¡Ya está bien!!!
Y, por ahora, nada más.

4 comentarios:

Javier Valls Borja dijo...

Buenos días, Lola. En contra de mi costumbre de comentar casi únicamente en blogs de contenido literario, hoy voy a hacerlo aquí porque este tema, como valenciano, me toca muy de cerca. No soy persona de pasiones políticas, aunque sí de ideas, por supuesto, y este asunto de Camps y toda su corte me enerva desde hace mucho tiempo. Cada vez que le veía en la prensa o en la televisión mostrando esa mueca repugnante que hace pasar por sonrisa y escuchaba su discurso megalómano, se me llevaban los demonios. Aquí, en Castellón, el tema de la corrupción se agravaba con Carlos Fabra como presidente de la Diputación y su gestión caciquil. Este último declaró en los medios que las urnas le habían absuelto —¡qué desvergüenza—, y tal vez Camps pensaba que le iba a ocurrir lo mismo.

En cuanto a Rajoy, yo creo que ha jugado muy bien sus cartas: ha dejado que Camps se presentara a las elecciones porque sabía que iba a ganar, y después se lo ha cargado para que no le entorpezca en las próximas generales, así se asegura el gobierno valenciano y se quita obstáculos en su camino hacia la Moncloa. Y llegará, lamentablemente llegará, sin haber hecho nada más que dejar que los otros lo hagan mal. Qué tristura de persona.

Y volviendo a la Generalitat, y aunque el PP no sea plato de mi gusto, espero al menos que quien le sustituya, el hasta ahora alcalde de Castellón, haga una gestión limpia y honesta, que es lo MÍNIMO que se le puede pedir a un político. Por otra parte, lo MÍNIMO que se le puede pedir a un votante es que vote con la cabeza, y dejo patente aquí mi repulsa a todos aquellos que votan a políticos no solo imputados, sino sospechosos de cualquier tipo de corrupción, que si bien votar es un derecho, el hacerlo con responsabilidad es una obligación moral.

Beso.

Lola Montalvo dijo...

CUMBRES:
¡¡¡Amen!!!
Muchas gracias por tu magnífico comentario.
Y me alegro de que un nuevo horizonte se extienda frente a los valencianos... algo más limpio.
Besos miles, amigo

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Lo malo Lola, es que hay muchos políticos que han aceptado regalos de empresarios: Escudero en Andalucía fue, en su día, un buen ejemplo.
Lo lamentable es que un político que aceptó muchos regalos para si mismo, para su hijo o su mujer de un empresario que no es de los más dignos del colectivo, presida el Parlamento español.
Un beso

Lola Montalvo dijo...

MIARMA: en eso tienes razón; por ello deberían echar todo el peso de la Justicia sobre todos los corruptos, sobre todos. Me da igual el color o la ideología del partido... En este caso me alegro de que Camps haya dimitido porque no estamos acostumbrados a que algo así suceda y por lo soberbio y prepotente que se mostró según veía que la Justicia se le acercaba... Saboreemos un triunfo nada frecuente como este, amigo.
Besos miles